Que tonta
fui al pensar.
Que lo
nuestro podía funcionar.
Que tonta
fui al pensar.
Que dos
mundos irreconciliables, se podían juntar.
Que tonta
fui al pensar.
Que te podía
olvidar.
Quiero que lo
discutamos.
Y después,
perderme en tus brazos.
Quiero que
lo discutamos.
Y que te
alejes, sin dolor, de mi lado.
Quiero que
lo discutamos.
Y por una
noche, fingir que nos amamos.
Quiero que
lo discutamos.
Y por una
noche, no nos conozcamos.
¿cuál es tu
nombre?.
Yo soy
Mariana Romano.
Al otro
día, nada de este poema habrá quedado.
Mariana
Romano