Había una vez , en una gran ciudad, una
jovencita con discapacidad visual muy hermosa.
Un día conoció
a un chico que amaba tanto la literatura como ella, y se hicieron muy amigos.
Pasaron
los años y cierto día, las cosas cambiaron entre ellos: fueron uno del otro y
se entregaron mutuamente en cuerpo y alma.
Pero…ambos tenían diferentes proyectos y
concepciones del amor y nunca más se vieron.
Ella siguió su vida pero nunca olvido esa última
conversación.
Se convirtió en una muy muy famosa escritora y
a veces reflexionaba así:
“ La inclusión
de personas con discapacidad depende de todos los miembros de la sociedad. Las
mujeres con discapacidad podemos trabajar, estudiar y…ser mujeres…hay muchas
barreras que ya están cayendo, pero hay otras que no…porque el peso de la tradición,
del prejuicio, de la opinión ajena, es mas fuerte.”
Mariana
Romano